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Líderes en formación de líderes desde 1992

Cada segundo que se consume es un segundo que no se repite. Inexorablemente nos acerquemos al punto en el que tendremos que decir: es el último minuto.

Desafortunadamente para nosotros no sabemos en qué momento nos restarán esos últimos 60 segundos, podría ser ahora.

El tiempo tan imperceptible suele ser engañoso, pensamos que lo tenemos todo y de esa manera a veces lo desaprovechamos miserablemente.

Sólo en ocasiones al mirarnos al espejo descubrimos los estragos que va haciendo en nuestro cuerpo. Se pasa por nuestros dedos, ni siquiera como el agua que podemos ver, pasa invisible, callado… en ocasiones pensamos que, a prisa en otras muy lento, pero es el mismo para todos.

Por no verlo a veces le restamos importancia, pero curiosamente es el instrumento por el que transcurre la vida. Perder el tiempo es perder la vida, Robar el tiempo a alguien es robar un poco de su vida

El tiempo no es el pasado, no. En el pasado acumulamos lo que hemos hecho con él y da pena decirlo, pero, a veces, no encontramos nada trascendente

El tiempo no es el futuro porque es incierto, porque no sabemos si vendrá ni cuánto resta para construirlo, sin embargo, es lo que se contempla en el futuro lo que le puede dar sentido al tiempo

El tiempo es solamente ese instante que pasa inadvertido y que sin darnos cuenta ya es pasado

Se lee por ahí lo siguiente:

Imagínate que existe un banco que cada mañana acredita en tu cuenta la suma de 86.400 dólares. No arrastra tu saldo día a día: cada noche borra todo lo que no usaste durante el día, cualquiera sea la cantidad. ¿Qué harías? ¡Retirar hasta el último centavo, por supuesto! 

Cada uno de nosotros tiene ese banco, su nombre es tiempo. Cada mañana, este banco te acredita 86.400 segundos. Cada noche este banco borra y da como perdida toda la cantidad de ese crédito que no hayas invertido en un buen propósito. Este banco no arrastra saldos ni permite transferencias. Cada día te abre una nueva cuenta, cada noche elimina los saldos del día. Si no usas tus depósitos del día, la pérdida es tuya.

No se puede dar marcha atrás ni existe el crédito a cuenta del depósito de mañana. Debes vivir el presente con los depósitos de hoy. Invierte de tal manera de conseguir lo mejor. El reloj sigue su marcha. Consigue lo máximo en el día. 

Para entender el valor de un año, pregúntale a algún estudiante que perdió el año de estudios. Para entender el valor de un mes, pregúntale a una madre que alumbró a su bebé prematuro. Para entender el valor de una semana, pregúntale al editor de un semanario.

Para entender el valor de una hora, pregúntales a los enamorados que esperan a encontrarse. Para entender el valor de un minuto, pregúntale a una persona que perdió el avión. Para entender el valor de un segundo, pregúntale a una persona que con un volantazo evitó un accidente.

Para entender el valor de una centésima de segundo, pregúntale a la persona que ganó una medalla de oro en las olimpíadas. 

Nuestra vida está entretejida en lo que vamos haciendo instante tras instante, algunos descubrirán una vida no querían

Otros comprobaran que construyeron segundo a segundo el proyecto por el que iban. Algunos aprovechan el instante que llamamos presente con sentido de futuro otros con sentido de vacío y en los últimos 60 segundos que les queden de vida voltearán hacia el pasado y encontrarán una vida intrascendente, voltearán hacia el futuro y ojalá les alcanza el tiempo que les resta para pedir perdón por no haber hecho lo que tuvieron que hacer.

“Si el tiempo fuera oro podrías gastarlo quizá, pero el tiempo es vida y tú no sabes cuánta te queda”